Hoy recordaremos un capítulo oscuro y olvidado de la historia: la guerra filipino-estadounidense y las atrocidades perpetradas por Estados Unidos en Filipinas.
España. Madre patria y creadora de más de 20 Naciones. Filipinas una de ellas… Tuvo un hecho insólito y nunca vislumbrado antes, en lo que despues fueron las potencias colonizadoras europeas.
En 1598, la Real Cédula fue publicada en Manila el 5 de agosto, instruyendo a Francisco de Tello de Guzmán, gobernador general de Filipinas, a llevar a cabo el plebiscito entre los filipinos indígenas. El propósito era permitir que los nativos filipinos decidieran libremente si deseaban pertenecer y someterse al control de la Corona Hispánica, y reconocer al Imperio como una autoridad soberana legítima.
El referéndum de 1599 fue una respuesta a las reformas en el Nuevo Mundo destinadas a eliminar todo tipo de abusos a los nativos. Estas reformas estaban fundamentadas en las ideas de personas como Alonso de Veracruz o el dominico Francisco de Vitoria, quienes sostenían que los nativos eran soberanos de sus propias tierras, independientemente de su nivel y desarrollo cultural.
Desde entonces hasta 1898 las islas Filipinas formaron parte de Las Españas.
Por su parte, Estados Unidos buscaba establecer su presencia en el Pacífico y promovió conflictos sociales a través de las nefastas “sociedades secretas” introducidas por norteamericanos desde Hong Kong, lo que desembocó en conflicto bélico financiado por la potencia yankee, al igual que hizo en Cuba y Puerto Rico, a pesar de prometer la independencia, mantuvo el control sobre Filipinas convirtiéndola en una colonia hasta despues de la II Guerra Mundial.
En la portada del periódico «New York Journal» el 5 de mayo de 1902, se incluyó una viñeta que mostraba al infame general Jacob H. Smith dando la orden de «matar a todos los filipinos mayores de diez años». Esta orden brutal marcó el inicio de un auténtico genocidio que costó la vida de más de un millón de filipinos.
Vamos a adentrarnos en los hechos y ampliar la información con datos verídicos. ¡Comencemos!
Tras el cese de la guerra contra España, y a pesar de que el 12 de junio de 1898 Emilio Aguinaldo leyera la Declaración de Independencia en Cavite, no sirvió de nada. Eran falsos libertadores. Filipinas quedó como botín de guerra en el poder de los Estados Unidos.
En el contexto de la época, Estados Unidos se encontraba en un periodo de expansión y buscaba establecer su presencia en el Pacífico. Aunque inicialmente se había prometido a los filipinos la independencia tras la victoria sobre España, pronto quedó claro que Estados Unidos tenía la intención de mantener el control sobre Filipinas y convertirla en una colonia.
Lo que desencadenó una cruel guerra; la ausencia del más mínimo sentimiento de humanidad, fue la norma por parte norteamericana, en opuesto contraste con lo que había sido hasta entonces bajo el dominio español por casi 400 años.
La liberación de Filipinas del supuesto yugo español devino en una sangrienta masacre para lo que representaba más del 10 % de la población filipina de la época.
Según el presidente William McKinley , «los filipinos eran incapaces de autogobernarse» y no cabía más opción que «educarlos y cristianizarlos», lo cual era un insulto a los españoles, que habían establecido mediante decreto, en 1863, la educación pública gratuita en el país.
Durante Guerra Filipino-estadounidense, que tuvo lugar entre 1899 y 1902, se cometieron innumerables actos de violencia, masacres indiscriminadas y atrocidades por parte de las fuerzas estadounidenses contra los filipinos.
La orden del general Jacob H. Smith fue: «matar a todos los filipinos mayores de diez años» lo que provocó la muerte inmediata de miles de personas, incluyendo civiles desarmados.
La desigual guerra se caracterizó por la lucha de los filipinos por la independencia de sus supuestos libertadores, y la resistencia contra las fuerzas estadounidenses que intentaban imponer su arbitrario control. Hubo numerosas atrocidades, incluyendo violaciones, ejecuciones sumarias, indiscriminados crímenes y masacres, y la quema de aldeas enteras.
El sacerdote católico Manuel Arellano Remondo, en su obra «Geografía general de las islas Filipinas», estimó que más de un millón de filipinos perdieron la vida durante la guerra. Sin embargo, el periodista estadounidense James B. Goodno, en su libro «Philippines: Land of Broken Promises», sugiere que la cifra podría haber superado la sexta parte de la población total del país, es decir, entre 1.2 y 1.5 millones de personas.
Durante este conflicto, se produjeron numerosas atrocidades y violaciones de los derechos humanos por parte del ejército estadounidense.
El historiador norteamericano Paul A. Kramer en un artículo publicado por la revista ‘New Yorker’ en 2008, explica que la quema de poblaciones, la violencia y la tortura mediante el método del ahogamiento por agua, atrocidad habitual de las tropas yankees, provocaron la indignación de una gran parte de la sociedad norteamericana, avergonzada esta de sus propios actos como nación.
Los filipinos eran colocados de espaldas y sujetos por varios soldados, se les colocaba un pedazo de madera en la boca para mantenerla abierta. Una vez sometido el prisionero, se le vertía grandes cantidades de agua en la boca y fosas nasales hasta provocarles asfixia.
Las denuncias de torturas aparecieron en los periódicos norteamericanos, aun con la censura impuesta por las autoridades. La información procedente de las Filipinas fue filtrada, aun así. En mayo de 1900, el periódico ‘Omaha World-Herald’ publicó una carta del soldado A. F. Miller, donde revelaba el uso generalizado de esta tortura contra los prisioneros de guerra y medio de obtener información de los filipinos en general.
El cónsul en Manila, O. F. Williams, en una comunicación al secretario de Estado, Mr. Day sentenció: <<Con la expulsión de los españoles, sigue que nuestro idioma se adopte inmediatamente en los tribunales, puestos públicos, escuelas e iglesias nuevamente organizadas y que los nativos aprendan inglés>>
En 1916, se otorgó un régimen de cierta autonomía, bajo el infame eufemismo de las tres mentiras: “Estado libre asociado”, no fue hasta 1946 cuando se proclamó la independencia.
Es fundamental recordar y aprender de estos eventos históricos basados en la geoestrategia de países que se fundamentan en la libertad, la democracia, la igualdad o la religión.
Debemos comprender mejor las relaciones internacionales y las trampas dialécticas que utilizan estos países para evitar la repetición de actos violentos en el futuro.
También es importante comparar estos hechos con los cometidos por España en su historia como nación conquistadora, para así hacerse una idea clara del nivel de avance y grado de desarrollo de la hispanidad en materia de derechos humanos, en contraposición a lo comúnmente difundido por sus enemigos, y en nuestros deficientes sistemas educativos en materia histórica.
Estados Unidos representa un claro ejemplo de cómo el «humanismo hispano» careció de comparación con las formas, usos y costumbres de otras potencias coloniales como es el caso de Estado Unidos y de otros países de la órbita anglosajona, en los nunca fue aplicado ningun sentimiento de humanidad, más que como falso ejemplo con el que difamar a la gran obra de la hispanidad en el mundo, y camuflar así sus propias atrocidades, echándole la culpas a quien les debiera haber servido de paradigma.
El caso norteamericano es el opuesto a los ideales de heroísmo y libertad que a menudo se presentan en Hollywood. El héroe americano es una de sus mayores falsedades, cuando más grandes han sido sus crímenes, más cobardes han sido también.
No debemos olvidar estas atrocidades y mantener viva la memoria histórica, señalando con el dedo y denunciándolo a los 4 vientos, para evitar que se repitan en el futuro y que así todo el mundo lo sepa.
Gracias por acompañarnos en este viaje por la historia. ¡Nos vemos en el próximo video!
Por Alberto Marigil
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Hoy Simón Bolívar tiene una plaza y un monumento en su memoria y honor en la ciudad de Valencia y otro en Sevilla.
Las leyes penales españolas prohíben enaltecer a criminales de lesa humanidad y genocidas. Pero esas mismas instituciones que los prohíben, mantienen honores y exaltan la figura en plena vía pública de semejante y tan nefasto personaje.
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ELIMINACIÓN DE LA PLAZA Y EL MONUMENTO EN HONOR A SIMÓN BOLÍVAR EN VALENCIA
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Serán castigados con una pena de prisión de uno a cuatro años y multa de seis a doce meses:
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