‘Padres: ustedes que pueden acariciar y besar a sus hijos, háganlo siempre’: Luis Fernando Montoya

 

 

 

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En charla con Yamid Amat, el técnico cuya carrera fue truncada por la violencia envía un mensaje a los papás en su día y dice que su vida es ‘el triunfo del amor sobre la desesperación’.

 

Viejo, mi querido viejo…
tiene la tristeza larga….
el dolor lo lleva dentro….
y tiene historias sin tiempo….
viejo, mi querido viejo…

Una bala disparada en un intento de asalto a su esposa Adriana acabó, hace 5 años, con la vida normal del formidable director técnico de fútbol Luis Fernando Montoya.

Su esposa había retirado dinero de un banco en Envigado, para comprar regalos de Navidad para niños pobres. Cuatro sujetos la siguieron. Cuando llegó a su casa en el cercano municipio de Caldas, su marido abrió la puerta. Uno de los hombres que la seguían descendió de una moto y grito: «¡La plata!». Ante un gesto de Luis Fernando, el asaltante disparó y lo hirió gravemente.

El proyectil despedazó su médula y le provocó una lesión irreversible en sus vértebras, que lo tienen aún postrado en estado cuadrapléjico.

Los cuatro asaltantes fueron capturados. El que disparó, recibió una pena de 25 años de cárcel.

Hoy, día del padre, Luis Fernando tuvo una grata sorpresa: su pequeño hijo, José Fernando, le entregó el primer regalo que, con la ayuda de su madre, adquirió: lo que Adriana llama «un cachaco» (vestido, camisa y corbata).

Montoya fue el hombre que condujo al Once Caldas de Manizales a ser el segundo mejor equipo de fútbol del mundo, como campeón de la Copa Libertadores de América, título continental que alcanzó en una inolvidable final con Boca Juniors, de Argentina.

YAMID AMAT: ¿Qué significa ser papá?

LUIS FERNANDO MONTOYA: Muchas veces siento una inmensa nostalgia y un indecible dolor por la situación en la que vivo, pero me siento papá cuando aparece mi hijo y doy gracias a Dios por haberme dado su existencia, por ver su alma llena de bondad, por tener esa maravillosa compañía.

¿Usted sigue siendo padre para su hijo?

Posiblemente con mayor dedicación que antes de mi accidente. Me preocupo por la formación de él constantemente y estoy al frente de sus estudios.

¿Qué es «preocupación por su formación»?

Inquietud sobre dónde está, con quién está, a dónde va. Hoy, hay que tener mucho cuidado con los niños. Procuro que cuando salga, lo haga siempre con alguien de la familia o, por lo menos, con alguien conocido.

¿El niño dónde estudia?

En el colegio San Marcos, de Envigado. Cursa segundo año de primaria.

¿Y cómo va en el estudio?

Muy bien. José Fernando acaba de ganar el cartón del mejor estudiante de su curso en el primer semestre. Eso me ha hecho muy feliz.

¿Cómo financia sus estudios?

Yo y mi esposa Adriana. A ella, el Bancolombia, en una bondadosa acción, le concedió una licencia remunerada desde hace 4 años y le continúa pagando su sueldo mientras cuida de mí. Yo aporto mi sueldo de El Espectador y lo que me pagan en Une, que es la empresa de telecomunicaciones de Medellín, de operación nacional. Me patrocinan una columna virtual que escribo sobre fútbol y que aparece publicada todos los martes en www.latribunadelfútbol.com . Además, dicto clases en el Sena para 160 alumnos. Es una cátedra sobre especialización en dirección técnica futbolística. También dicto clases en el Politécnico Colombiano Jaime Isaza Cadavid.

¿Cuáles son los temas de sus clases?

Dirección técnica, estrategia, preparación física, tácticas, sistemas, etc. No olvide que obtuve como director técnico del Once Caldas la Copa Libertadores de América y me hice acreedor al premio como director técnico suramericano del 2004. Además, fui subcampeón con Nacional y dirigí seleccionados de Colombia en divisiones menores.

¿Cómo dicta sus clases?

Me llevan. Yo ya recuperé la voz y puedo hablar.

¿Qué es lo que lo motiva?

Mi amor por la vida, por Adriana y por mi hijo; mi pasión por el fútbol. Qué envidia me produce tener un balón en los pies, poder jugar con mi hijo, entregarme amorosamente a él. Mi caso podría llamarse el triunfo del amor sobre la desesperación.

¿Su limitación no le ha impedido continuar al frente del hogar?

No, esa es mi obligación. Yo me preocupo mucho por eso, y trato de que mi parálisis no implique la pérdida del manejo de mi hogar. Todos los seres humanos debemos trabajar, así tengamos grandes dificultades. De todas maneras, en mi situación no es fácil. Al contrario, es sumamente difícil, pero nosotros tratamos de salir adelante, con ese sentido que significa luchar, tener esperanzas, realizar un servicio. Yo me preocupo mucho para que Adriana siga constantemente activa y podamos mantener y educar a José Fernando.

Cuando usted habla con su hijo, ¿qué consejos le da?

Que sea un niño de bien, que se comporte idealmente en el colegio, que sea muy participativo con los demás niños y que trate de ayudarlos cuando no entiendan algo, que los conduzca a querer el colegio.

¿Cuántos años tiene su hijo?

Siete años. Cumplirá ocho el 13 de julio.

¿Qué es lo que más le enternece de él?

Cuando me acaricia el rostro. Eso significa para mí todo mi sueño.

¿De qué habla con su hijo?

Me pregunta acerca del fútbol: qué es un saque de banda, qué es un tiro de esquina, qué es un tiempo suplementario.Le encanta el fútbol.

¿Quiere que él sea futbolista o director técnico?

No, sinceramente no me gustaría que él escogiera ninguno de los dos caminos.

¿No ve condiciones en él?

Sí, por supuesto. Como a casi todos los niños de su edad, le gusta el fútbol y él es muy inteligente. Lee los libros que yo tengo sobre fútbol. Lo que pasa es que la vida de un jugador de fútbol es demasiado corta y la de un técnico es azarosa e ingrata y se sufre demasiado, vive siempre de los resultados, es demasiado inmediatista. El hincha poco acepta procesos. Sólo quiere victorias. Y el fútbol también es perder.

Si su hijo le pidiera hoy 5 consejos, ¿cuáles le daría?

Estudiar, valorar, ayudar, participar, amar…

¿Qué es valorar?

Tener claros conceptos sobre los valores, los principios. Reflexionar en situaciones difíciles o importantes sobre lo que se debe hacer. La vida no es sólo tormentas. No siempre las cosas se ponen tan feas.

¿El niño le pregunta por qué está usted paralizado?

No. Todavía no entiende.

Pero jamás le dice: ‘Papi, ¿qué te paso?’

No sé si lo ha pensado. Nunca lo ha preguntado.

¿Cuánto hace que ocurrió su accidente?

Voy a cumplir cinco años.

¿Él no lo recuerda cómo era usted antes?

No. Estaba muy niño. Apenas tenía 2 añitos. Hoy, cuando ve los enfermeros, mis trabajos de rehabilitación respiratorios o la acción de la terapeuta física supone, creo yo, que tengo alguna enfermedad.

¿Usted alguna vez le ha hablado sobre lo que ocurrió?

No. Y el niño tampoco pregunta.

Algún día tendrá que contarle…

Sí, cuando esté un poco más grandecito y pueda aceptar las cosas.

Cuando llegue ese día, ¿qué le dirá?

Posiblemente que yo tuve un accidente por querer dar unos regalos a niños de una vereda cercana…que sacaba un dinero para comprar esos juguetes de Navidad y que apareció gente mala que me asaltó…hombres malos que me hirieron…me lesionaron…y que me dejaron inmóvil….sin entrar en muchos detalles…¿Sabe? Un día le leí un aparte de El principito…

¿Sí? ¿Recuerda cuál?

Aquí lo tengo: «En el planeta del pequeño príncipe, había plantas buenas y plantas malas. Por consiguiente, semillas buenas de plantas buenas y semillas malas de plantas malas. Nunca me ha gustado usar un tono moralista, pero el peligro de las semillas malas es tan poco conocido y los riesgos son tan grandes, que digo: niños, pongan atención, ¡ el peligro los acecha!». Mi hijo no alcanza a entender mucho ese mensaje, pero es que son tantos los peligros que corren hoy los niños. Yo le digo que en el mundo hay que tener mucho cuidado, porque hay gente mala…como las plantas malas….Y que los niños no se pueden defender…

Ese parecería ser un mensaje para todos los padres…

Lo es: que cuiden mucho a sus hijos y a los niños; que se preocupen mucho por ellos; que es un regalo de Dios tener un hijo, que los quieran como se lo merecen. El Día del Padre es una buena fecha para reflexionar sobre los padres, pero también sobre los hijos.

¿Su hijo cómo lo llama?

Me dice ‘Pelusa’.

¿Y eso?

No lo sé.

Es el sobrenombre de Maradona…

Sí. No sé por qué lo asocia. Cuando se despide me dice: «Pelusa, te quiero mucho».

¿Alguna vez él ha llorado?

No. Vive siempre muy contento.

¿Y usted?

Yo sí. Hay momentos en que lloro porque quisiera abrazar a mi hijo y no puedo.

¿Y cómo le trasmite amor y cariño si no puede abrazarlo?

Le digo que me acaricie el rostro y me dé un beso. Él parece sentir como si fuera yo quien lo hiciera. A veces, Adriana toma mis manos y las lleva a la cabeza del niño. Él la ayuda y entre los dos me hacen recorrer su rostro con mis manos. Como ni mis manos ni mis brazos sienten, yo cierro mis ojos e imagino….es como si volviera a sentir…..Y sé que él, en su corazón, también siente mis brazos. Un hijo es un regalo de Dios.

¿Siente que es muy dolorosa su vida?

Sí, siento mucha tristeza y nostalgia. Dolor por los sueños derrotados. Es una vida adversa, sólo iluminada por el amor de mi familia. Pero el mundo es casi cruel. Quisiera que esta no fuera mi realidad. Como dice el proverbio, nadie sabe lo que tiene, hasta cuando lo pierde. Les digo a todos los padres del mundo: ustedes que pueden acariciar a sus hijos, que los pueden besar y tomar de la mano, háganlo siempre, todos los días y todas las noches. Nunca dejen de besarlos. No se nieguen el placer de abrazar a sus hijos. Es inmensa la alegría de poder dar un abrazo. Mi dolor sólo lo alivia la esperanza de que algún día podré abrazar a mi hijo. Esa es mi fortaleza: la seguridad de que me recuperaré…

¿Existe la posibilidad de que vuelva a tener movilidad?

Esa es mi esperanza. La terapeuta física dice que he mejorado mucho, que la recuperación es muy lenta por el daño sufrido en la médula, pero que avanzo. Tengo movilidad en la cabeza, pero nada más.

¿Perdió totalmente la sensibilidad?

Sólo siento cuando me presionan con fuerza los muslos, o los brazos. Cuando lo hacen, añoro los días en que corría en un campo de fútbol con mi hijo. Qué tan inmensa era la riqueza de caminar al lado de él.

¿Cree que esas expresiones de afecto entre padres e hijos se han perdido?

Sí, porque hoy en día trabajan el papá y la mamá y queda poco tiempo para los hijos. Por eso, un abrazo, un beso, caminar con ellos, jugar con ellos, correr con ellos debería ser oficio de todas las horas y los minutos en que hay tiempo para hacerlo. La vida avanza muy rápidamente y es tan corto el tiempo en que los niños son niños…

¿Cuál ha sido el momento más bello con su hijo?

Cuando me entregó el cuadro de honor del colegio.

¿Y el más triste?

El de todos los días, cuando no puedo acariciarlo ni mucho menos jugar con él.

¿Cuánto tiempo más tendrá que esperar para que la vida sea justa con usted?

Cinco, ocho o diez años… el tiempo no interesa. Lo que importa es que yo pueda volver a caminar con él, algún día, y poder correr al lado de él, jugar con él y besarlo todos los días, todas las noches…

YAMID AMAT
ESPECIAL PARA EL TIEMPO

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